Developing Companies for Real People

martes, 6 de septiembre de 2011

Mitos y verdades de los Y

No son una generación perdida ni sólo buscan divertirse, son comprometidos, pero les gusta el cambio. 

Los jóvenes Y exigen un balance entre trabajo y vida privada.
En 2025, el 75% del mercado del trabajo estará ocupado por la Generación Y. Su personalidad y su estilo de trabajo son de los temas más atractivos para los pensadores de asuntos corporativos. Una búsqueda entre los libros de Amazon. com arroja más de 6300 resultados relacionados con los nacidos entre 1981 y 2000. ¿Pero todo lo que se dice sobre ellos es verdad?











Es una generación perdida / Falso
En el libro Generations at Work, Ron Zemke, Claire Raines y Bob Filipczak destierran la idea de que “la juventud del país está perdida” y la describen como “una buena y nueva cosecha de gente joven que se convertirá en héroes”. Su apreciación se refiere a los Estados Unidos, pero la refutación del mito es aplicable a la Argentina. Andrea Avila, directora ejecutiva de la consultora SESA, afirma que “no se trata de una generación perdida, sino de jóvenes que vienen a cambiar los paradigmas de las generaciones anteriores”. Para la especialista, “su incursión es un hecho que va a hacer pensar a las organizaciones de otro modo”.

Es la generación con más acceso a la educación / Falso
Si bien las posibilidades de formación están más al alcance de la mano gracias a la tecnología, la afirmación es polémica porque no contempla a muchos de los miembros de este grupo. Sí es cierto que demandarán la mayor formación posible en el ámbito laboral.

No les interesa el dinero / Falso
No son ni mercenarios ni desinteresados. Para Josefina Balestra, coordinadora de Reclutamiento de Wall Chase, no se encaprichan con pedir salarios altísimos, sino que evalúan los beneficios no monetarios. Están dispuestos a cambiar de puesto y resignar parte de su remuneración si con la nueva posición adquieren algún beneficio que les interese, como un mejor clima de trabajo, una cultura más diversa, exposición o cercanía geográfica. “Es cierto que buscan trabajar el menor tiempo posible con el mejor rédito económico. Quieren un salario justo, pero a veces su percepción está un poco inflada. Suelen compararse con gente que tiene más seniority”, explica Balestra.

Buscan trabajos divertidos / Falso
La palabra clave para interesarlos es desafío. Necesitan estar motivados. “No toleran las reuniones sin sentido, en las que no se aporta nada al trabajo y les generan una pérdida de tiempo. La responsabilidad y el compromiso sólo surgen cuando encuentran el sentido de lo que están haciendo”, dice Miguel Carugati, manager de ejecutivo de Page Personnel.

Son rebeldes sin causa en el trabajo / Falso
Pese a que suelen cuestionar a la autoridad, lo hacen para entender el motivo de las decisiones que tienen que ejecutar.

Cambian de empleo/ Verdadero
Se debe a su vocación de búsqueda permanente de aprendizaje y crecimiento. Por ese mismo motivo no es verdad que sean desleales. “Es una generación mucho más inquieta”, afirma Carola Wilde, socia de Róndine Senior Selection. “Están en un proceso de búsqueda en el que dificilmente puedan identificarse con una organización”, agrega.

Es un grupo que no cumple con el trabajo / Falso
“Esta es una generación muy comprometida”, indica Carugati. El consultor explica que los trabajadores Y hacen todas las tareas que les son asignadas en tiempo y forma porque se enfocan en cumplir los objetivos, pero advierte que “cuando se les marca determinado camino para llegar a un resultado, ellos van a tomar sólo la parte de adónde tienen que llegar y van a tratar de modificar el camino”. Esto no significa que no cumplan, sino que buscan mayor eficiencia. “Si pueden hacer las cosas de una forma diferente para realizarlas más rápido y mejor, lo harán”, explica Carugati. No permiten que el trabajo les quite tiempo para lo que consideran importante.

Trabajan mejor en libertad / Falso
“Suelen necesitar límites y a alguien que les marque cuando están por darse la cabeza contra la pared”, dice Balestra.

Por Marilina Esquivel | Para LA NACION

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