Pioneros en la percepción del impacto de los medios sociales en la cultura laboral, algunos CEO y directores de áreas estratégicas -RR.HH., Comunicaciones, Procesos y Marketing- están optando por la sustitución o la integración de la vieja Intranet con una red colaborativa interna, dotada de herramientas que impulsan la interacción, la construcción de conocimiento, la innovación, y que permiten una gestión inteligente de toda esa actividad.
A diferencia de la Intranet -nacida para compartir sistemas de información con la totalidad de la organización-, la red colaborativa surge como una herramienta de conexión y gestión cualitativamente diversa que da lugar a un nuevo activo: el conocimiento colectivo empresarial, que suma a la capacidad comunicacional de la Intranet el potencial de innovación de la red.
La Intranet se desarrolla en un sentido único, a partir de la iniciativa de quienes a priori son autorizados para seleccionar destinatarios y generar la información que se enviará en la típica dinámica top-down. Como resultado, lo que se comunica se convierte en un cuerpo estático, que no puede ser co-construido ni enriquecido.
La red colaborativa, en cambio, propone y promueve una nueva lógica de relación, que avanza de abajo hacia arriba (bottom-up) y, por ende, una nueva lógica de trabajo entre los miembros de la organización. A través de sus herramientas y las formas de interacción que promueve, la red, y por ende, la organización, incrementa su capilaridad. Esto es, aumenta y desarrolla su capacidad de absorción de conocimiento. Porque sean los usuarios estrategas, gerentes, implementadores, staff o -dependiendo del diseño de la red- miembros de la comunidad de públicos interesados (stakeholders), todos pueden nutrir con su aporte.
La red colaborativa no sólo sirve para circular información, ideas e iniciativas: es el ecosistema que permite a la organización captar, crear, incorporar, circular, asimilar y rankear continuamente el conocimiento. En suma: es el dónde y el cómo la organización aprende, generando capital social. Es también el espacio donde el cambio se hace realidad, lo que exige un proceso de acompañamiento y legitimación por parte del liderazgo de la compañía, que debe colaborar para que se consolide como espacio.
La posibilidad de conectarse agregando a otros miembros de la organización como contacto, tal como lo hacen los medios sociales, transforma a cada usuario de la red colaborativa en un nodo que construye, dentro de la red, sus propias comunidades de trabajo tejiendo un entramado de conexiones rico, flexible, versátil y personal.
Mi experiencia en la gestión de redes internas me demostró que representan una poderosa herramienta para Recursos Humanos, porque permiten intercambiar y consensuar buenas prácticas y soluciones, dinamizan el trabajo entre áreas, potencian las sinergias entre sectores, y facilitan la creación y gestión de grupos de trabajo entre personas de diferentes locaciones. En cuanto a la gestión agilizan la dinámica empresaria, ya que otorgan transparencia a los procesos dando visibilidad a los intereses, la actividad y la proactividad de cada miembro de la organización, facilitando compartir y circular el conocimiento, incentivar la creatividad, detectar oportunidades de mejora e innovación, e identificar recursos y talentos.
Tal es el potencial de la red colaborativa interna que, integrada a la vieja Intranet o como un sustituto de enorme valor agregado, inaugura un paradigma para los recursos humanos.
Domingo 11 de septiembre de 2011 | Publicado en edición impresa
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