Empresas de EE.UU. impondrían multas a quienes no pasen ciertas pruebas de salud
¿Es hombre y su cintura mide más de 100 centímetros? Pues si quiere trabajar en la subsidiaria del fabricante de neumáticos francés Michelin en Estados Unidos, esos rollos pueden costarle caro.
Los empleados de Michelin North America Inc. en EE.UU. que tengan la presión alta o una cintura demasiado abultada podrían tener que pagar hasta US$1.000 más por su seguro de salud a partir del año que viene.
En su lucha por controlar el alza en los costos de salud y ante el escaso éxito de los programas voluntarios de bienestar, empresas en todo EE.UU. están castigando a sus empleados por un rango de condiciones como la presión alta y las cinturas anchas. También piden que los trabajadores compartan información personal, como su índice de masa corporal, peso y nivel de azúcar en la sangre, o que paguen mayores sumas por la cobertura de salud.
Las empresas afirman que no pueden reducir los costos de salud sin cambiar los hábitos de los trabajadores y aluden a estudios que muestran que las personas responden de forma más efectiva a potenciales pérdidas, como multas, que a recompensas previstas. Y en momentos en que se prevé que el gasto corporativo en salud alcance un promedio de US$12.136 por empleado este año en EE.UU., según un estudio de la consultora Towers Watson, los castigos pronto podrían convertirse en la norma.
Los empleadores podrían sostener que medidas severas como multar a los trabajadores que evaden los controles de salud benefician al personal y reducen sus costos de salud. Pero ese tipo de pasos también augura un futuro oscuro para quienes padecen de una enfermedad crónica, como la hipertensión, que podría costarles a los trabajadores empleos o ascensos.
Hasta hace poco, la filial de Michelin en EE.UU. les entregó a sus trabajadores créditos automáticos de US$600 para deducibles de su programa de salud, junto con dinero extra para completar encuestas de evaluación médica o la posibilidad de participar en un "plan de acción" no vinculante. Adoptó su política más estricta luego de que los costos de salud subieron en 2012.
Ahora, la empresa recompensará sólo a los trabajadores que cumplan con estándares saludables de presión sanguínea, gluco-sa, colesterol, triglicéridos y tamaño de la cintura, menos de 89 centímetros para las mujeres y 101 centímetros para los varones. Los empleados que cumplan los requisitos mínimos en tres o cuatro categorías recibirán hasta US$1.000 para reducir sus deducibles de salud al año. Los que no califiquen deben inscribirse en un programa de asesoramiento de salud para obtener un crédito menor.
Los defensores de los derechos de los empleados afirman que los castigos equivalen a una "discriminación legal". Aunque las empresas los llaman incentivos de bienestar, las multas son esencialmente recortes salariales con otro nombre, afirma Lew Maltby, presidente del Instituto Nacional de Derechos Laborales, un grupo sin fines de lucro con sede en Princeton, Nueva Jersey. "Significa que millones de personas están soportando una reducción salarial sin motivo legítimo".
Las empresas podrían afirmar que intentaron estrategias más sutiles, aunque muchas no han agotado sus opciones, como ofrecer alimentos más saludables en sus comedores, instalar un gimnasio o subsidiar una membrecía para un gimnasio, agrega. "En el mejor de los casos, estos programas les dan a los empleadores una cantidad enorme de control sobre nuestras vidas privadas".
Michelin niega que se trate de discriminación y subraya que la política es voluntaria. Si no participan, los empleados no recibirán los incentivos. Wayne Culberston, director de recursos humanos de la empresa, señala que los antiguos planes de incentivos no generaron un cambio significativo. Por ejemplo, un empleado podría prometer caminar a diario, sostiene, pero nunca tener que demostrarlo.
Seis de 10 empleadores afirman que planean imponer multas en los próximos años a los trabajadores que no adopten medidas para mejorar su salud, según un estudio reciente entre 800 firmas de tamaño mediano a grande realizado por la consultora de recursos humanos Aon Hewitt. Un estudio separado del National Business Group on Health y Towers Watson encontró que la cantidad de empleadores que planea imponer castigos probablemente se duplique a 36% en 2014.
La ley estadounidense permite que las empresas usen recompensas relacionadas con la salud o castigos mientras la cantidad no exceda 20% del costo de la cobertura del empleado. John Hancock, un abogado laboral de Butzel Long, una firma legal, afirma que si bien las empresas no pueden recortar legalmente el salario de un empleado por razones de salud, pueden vin-cular la cobertura a si esa persona cumple o no ciertas metas..
Empresas de EE.UU. impondrían multas a quienes no pasen ciertas pruebas de salud
¿Es hombre y su cintura mide más de 100 centímetros? Pues si quiere trabajar en la subsidiaria del fabricante de neumáticos francés Michelin en Estados Unidos, esos rollos pueden costarle caro.
Los empleados de Michelin North America Inc. en EE.UU. que tengan la presión alta o una cintura demasiado abultada podrían tener que pagar hasta US$1.000 más por su seguro de salud a partir del año que viene.
En su lucha por controlar el alza en los costos de salud y ante el escaso éxito de los programas voluntarios de bienestar, empresas en todo EE.UU. están castigando a sus empleados por un rango de condiciones como la presión alta y las cinturas anchas. También piden que los trabajadores compartan información personal, como su índice de masa corporal, peso y nivel de azúcar en la sangre, o que paguen mayores sumas por la cobertura de salud.
Las empresas afirman que no pueden reducir los costos de salud sin cambiar los hábitos de los trabajadores y aluden a estudios que muestran que las personas responden de forma más efectiva a potenciales pérdidas, como multas, que a recompensas previstas. Y en momentos en que se prevé que el gasto corporativo en salud alcance un promedio de US$12.136 por empleado este año en EE.UU., según un estudio de la consultora Towers Watson, los castigos pronto podrían convertirse en la norma.
Los empleadores podrían sostener que medidas severas como multar a los trabajadores que evaden los controles de salud benefician al personal y reducen sus costos de salud. Pero ese tipo de pasos también augura un futuro oscuro para quienes padecen de una enfermedad crónica, como la hipertensión, que podría costarles a los trabajadores empleos o ascensos.
Hasta hace poco, la filial de Michelin en EE.UU. les entregó a sus trabajadores créditos automáticos de US$600 para deducibles de su programa de salud, junto con dinero extra para completar encuestas de evaluación médica o la posibilidad de participar en un "plan de acción" no vinculante. Adoptó su política más estricta luego de que los costos de salud subieron en 2012.
Ahora, la empresa recompensará sólo a los trabajadores que cumplan con estándares saludables de presión sanguínea, gluco-sa, colesterol, triglicéridos y tamaño de la cintura, menos de 89 centímetros para las mujeres y 101 centímetros para los varones. Los empleados que cumplan los requisitos mínimos en tres o cuatro categorías recibirán hasta US$1.000 para reducir sus deducibles de salud al año. Los que no califiquen deben inscribirse en un programa de asesoramiento de salud para obtener un crédito menor.
Los defensores de los derechos de los empleados afirman que los castigos equivalen a una "discriminación legal". Aunque las empresas los llaman incentivos de bienestar, las multas son esencialmente recortes salariales con otro nombre, afirma Lew Maltby, presidente del Instituto Nacional de Derechos Laborales, un grupo sin fines de lucro con sede en Princeton, Nueva Jersey. "Significa que millones de personas están soportando una reducción salarial sin motivo legítimo".
Las empresas podrían afirmar que intentaron estrategias más sutiles, aunque muchas no han agotado sus opciones, como ofrecer alimentos más saludables en sus comedores, instalar un gimnasio o subsidiar una membrecía para un gimnasio, agrega. "En el mejor de los casos, estos programas les dan a los empleadores una cantidad enorme de control sobre nuestras vidas privadas".
Michelin niega que se trate de discriminación y subraya que la política es voluntaria. Si no participan, los empleados no recibirán los incentivos. Wayne Culberston, director de recursos humanos de la empresa, señala que los antiguos planes de incentivos no generaron un cambio significativo. Por ejemplo, un empleado podría prometer caminar a diario, sostiene, pero nunca tener que demostrarlo.
Seis de 10 empleadores afirman que planean imponer multas en los próximos años a los trabajadores que no adopten medidas para mejorar su salud, según un estudio reciente entre 800 firmas de tamaño mediano a grande realizado por la consultora de recursos humanos Aon Hewitt. Un estudio separado del National Business Group on Health y Towers Watson encontró que la cantidad de empleadores que planea imponer castigos probablemente se duplique a 36% en 2014.
La ley estadounidense permite que las empresas usen recompensas relacionadas con la salud o castigos mientras la cantidad no exceda 20% del costo de la cobertura del empleado. John Hancock, un abogado laboral de Butzel Long, una firma legal, afirma que si bien las empresas no pueden recortar legalmente el salario de un empleado por razones de salud, pueden vin-cular la cobertura a si esa persona cumple o no ciertas metas..
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